Esto hace que los músculos de la cara puedan moverse de manera voluntaria, lo que provoca una asimetría en los rasgos faciales, provocando entre otros, dificultad para cerrar el ojo, ausencia de lágrimas o lagrimeo constante, imposibilidad de sonreír, levantar la ceja o hinchar el carrillo… En algunos casos, además, se puede tener dolor fascial y de oídos.
Más allá de esa experiencia, en la recuperación óptima y saludable de esta disfunción neuromotora influye mucho que se realice un abordaje temprano, además de combinar el uso de técnicas de terapia manual y de reeducación de la motricidad facial y palpebral con corrientes específicas para musculatura denervada.
Terapias activas de reeducación funcional, de mejora de la activación y de control motor, como la terapia espejo, ayudan enormemente a complementar todo el tratamiento.
El Láser superpulsado de alta energía ayuda mucho en la regeneración y reparación de las neuronas afectadas gracias a su alto poder antiinflamatorio y recuperador y al uso de corrientes específicas para musculatura denervada.
Puede estar también asociada la infección provocada por un herpes o por un virus que afecten al citado nervio.
Una de las causas por las que las parálisis faciales proliferan en verano es debido a que muchas personas reciben un fuerte chorro de aire acondicionado continuo durante mucho tiempo; esto lesiona el nervio produciendo la parálisis. Por esta razón, nuestro consejo es evitarlo, sobre todo, en el coche u otro medio de transporte.
Por otro lado, quien lo padece, puede presentar problemas psicológicos fruto de la vergüenza a exponerse en público ante los inconvenientes a la hora de comer, hablar o sonreír. Esa misma inseguridad puede impedirles, en ocasiones, que salgan a buscar un tratamiento que les recupere de la parálisis, entrando en un bucle que no hace más que agravar la situación.
Si queremos mejorar o empezar a trabajar sobre esta patología, aquí te dejamos algunos consejos y ejercicios que te pueden ayudar:
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