Como norma general, en Clínica Luis Baños consideramos que, antes de llevar a cabo determinadas prácticas enfocadas al tratamiento o reducción de los síntomas de una patología, es fundamental acudir a un especialista para que realice un diagnóstico adecuado a partir de nuestros síntomas y de las pruebas pertinentes; esa es la mejor forma de confirmar si padecemos una u otra patología.
En este artículo, vamos a dar respuestas a las preguntas que siempre te has hecho sobre la artrosis.
¡Sigue leyendo!
Cómo saber si tengo artrosis en las manos, en la cadera o en las rodillas
Tal y como decíamos antes, el diagnóstico de un especialista es la mejor forma de saber si alguien tiene artrosis. Pero más allá de esa valoración, hay ciertos síntomas que son característicos de una patología como la artrosis:
- Dolor articular (durante o después de realizar cualquier actividad).
- Inflamación.
- Rigidez.
- Dificultades a la hora de realizar una actividad.
- Pérdida de fuerza.
- Deformidad articular.
Según sea la zona afectada, se puede tratar de:
- Artrosis de manos
- Artrosis de cadera
- Artrosis de rodilla
- Artrosis de columna
Esos son los 4 tipos de artrosis más comunes en la población española.
Cómo mejorar la artrosis
Hasta hace unos años, no se conocía cura para la artrosis, pero sí existían múltiples procedimientos y formas de mejorar la enfermedad desde la fisioterapia.
Actualmente, sin embargo, han surgido tecnologías como la Resonancia magnética terapéutica MBST que son capaces de reactivar las células dañadas del cartílago, consiguiendo unos resultados sorprendentes que permiten detener la evolución de la artrosis.
En nuestra clínica, además de la Terapia MBST, que trabaja sobre el estado estructural del paciente, podemos mejorar la sintomatología gracias al tratamiento manual de nuestros fisioterapeutas y osteópatas.
Ya hemos comentado antes cuáles son los síntomas más habituales de la artrosis. Para la mejora de esa sintomatología, en Clínica Luis Baños utilizamos:
- Técnicas manuales para liberar sustancias químicas en el torrente circulatorio que hacen que disminuya el dolor y para ganar rango de movimiento;
- Técnicas invasivas que provocan una inflamación controlada en el tejido para que los sistemas de reparación corporales actúen en las zonas dañadas;
- Readaptación, que potencia la funcionalidad del paciente mediante ejercicio terapéutico específico para él, y que busca, además de tratar la lesión, optimizar todo el sistema neuromusculoesquelético que tiene el cuerpo humano.
Cómo mejorar y qué es bueno para la artrosis de rodilla
Cuando alguien padece artrosis de rodilla, puede llevar a cabo una serie de acciones para mejorar esa artrosis de rodilla.
- Realizar ejercicio moderado, como podría ser caminar o montar en bicicleta. El tiempo y la intensidad dependerá del estado en el que se encuentre cada uno.
- Realizar ejercicios de fuerza con los músculos adyacentes a nuestras rodillas, pero sin llegar a sentir dolor.
- En aquellos casos en los que, a causa del dolor o por falta de movilidad, no se puedan realizar ejercicios de fuerza, puede intentarse hacer esos mismos ejercicios en una piscina. En el medio acuático se reduce el peso que se carga sobre las rodillas, al tiempo que se facilita una mayor movilidad, lo que permite que se puedan realizar actividades que, normalmente, activarían patrones dolorosos.
- Seguir una dieta equilibrada que nos ayude a perder peso o, al menos, que nos permita que cojamos más, ya que cuanto más peso soporte la articulación, más rápido será el proceso de degeneración del cartílago y del hueso.
- En casos de sobrepeso, bajar de peso es una de las claves para que el cartílago en particular, y la rodilla en general sufran mucho menos.
- Si existe dolor, se puede utilizar frío y calor, combinándolos alternativamente como alivio y para mitigar ese dolor.
- Utilizar un bastón en el lado más sano para no cargar en exceso la rodilla más afectada.
Cómo frenar la artrosis de cadera
En primer lugar, es importante entender que la artrosis es un proceso normal de envejecimiento de cada persona, por lo que es normal y fisiológico. Sin embargo, también es cierto que, con una serie de consejos, se puede llegar a frenar la artrosis de cadera.
Se deberían seguir las mismas recomendaciones que en el caso de la artrosis de rodilla, solo que trabajando de forma que se mejore la zona afectada: la cadera, en el caso que nos ocupa.
Es decir, los ejercicios a realizar deberían servirnos para dar movilidad a la cadera, y los ejercicios de fuerza tendrán como objetivo aportar mayor estabilidad a esa cadera con artrosis.
En cuanto al uso del bastón, para el caso de la artrosis de cadera, un andador también puede ser una buena opción e incluso mejor, en determinadas ocasiones.
Qué diferencia hay entre artrosis y artritis
Es habitual que se confundan dos términos aparentemente iguales pero que hacen referencia a dos patologías distintas y que, además, presentan una sintomatología diferente: artrosis y artritis.
La artrosis
La artrosis es, de las dos patologías, la más común y, por tanto, también es la más conocida. La artrosis es una enfermedad reumática, crónica y degenerativa, de curso progresivo, que se produce cuando se desgasta el cartílago que se encuentra en el interior de las articulaciones protegiéndolas.
Actualmente, se sabe que, además de al cartílago, la artrosis afecta a toda la articulación: el hueso que se encuentra bajo el cartílago, los ligamentos, la cápsula articular, el músculo que rodea la articulación o los meniscos.
Los síntomas principales de cualquier tipo de artrosis, como ya hemos comentado antes, son: dolor, inflamación, rigidez, dificultad para poder realizar cualquier actividad, deformidad y pérdida de fuerza.
La artritis
Artritis significa inflamación de la articulación. De ahí que, todas las formas de artritis que pueden darse son el resultado de un proceso inflamatorio. Una de las patologías más frecuentes dentro de este grupo de enfermedades es la artritis reumatoide.
La artritis reumatoide es una enfermedad reumática autoinmune, de causa desconocida, que inflama las articulaciones y los tejidos que las rodean, aunque puede extenderse a otras partes del cuerpo como la piel, los ojos, los vasos sanguíneos, el corazón y los pulmones.
Los síntomas principales y comunes a todos los tipos de artritis son: dolor, deformidades, hinchazón, calor, enrojecimiento de la piel que está sobre la articulación y rigidez.
Suelen acentuarse durante periodos determinados de tiempo, para luego atenuarse. Se trata de un trastorno crónico, que raramente se cura por sí solo.
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